En la década del 50 del siglo XIX, la élite chilena a través de la prensa hizo un llamado constante para ocupar el territorio mapuche. En esos años, nuestro pueblo gozaba de una libertad relativa a raíz de los acuerdos ratificados primero con la corona hispana y luego sin ellos. Los parlamentos planteaban que las tierras situadas al sur del río Bío Bío eran independientes y dirigidas por sus principales ñidolongko. Sin embargo, la doble revolución (Ilustración y Capitalismo) como plantea el célebre historiador Eric Hobsbawm, formó un nuevo tipo de sociedad. Desde ese momento, el Wallmapu fue visto como un territorio en que sus bosques, cursos de los ríos, tierras aptas para la agricultura y la ganadería y sobre todo los yacimientos de carbón, comenzaron a ser deseados por la élite para su despegue económico. El mismo historiador británico denominaría en La Era del Capital como “los costos del progreso”.

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