
El Heraldo / 9 de septiembre 2023 / Entrevista a Hugo Rojas, investigador VioDemos, Director del Departamento de Ciencias del Derecho y Profesor de Sociología del Derecho y Justicia Transicional en la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado e investigador del Programa Interdisciplinar de Políticas Públicas (CIPP) de la misma universidad.
Chile sigue con una herida abierta, de esas a las que se les ponen variedad de remedios y no sanan. Ese 11 de septiembre de 1973 no solo partió al país en dos, sino que marcó el comienzo de 50 largos años en los que las diferencias parecen seguir siendo irreconciliables, no solo entre el oficialismo y la oposición, sino también entre el pueblo chileno que no consolida una explicación histórica consensuada habiendo un sector que enfatiza en las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet, y otro sector que recalca en las decisiones que tomó Salvador Allende y que llevaron al país a un desequilibrio y al colapso económico.
La herida es más profunda de lo que se cree, pues data incluso de antes de que el mismo Allende se quitara la vida en el Palacio de la Moneda, asediado por una acción militar llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Chile. Su gobierno, el primero con orientación marxista de la región, ya venía debilitándose por el apoyo que el mandato de Richard Nixon desde Estados Unidos le estaba dando a los grupos de oposición con financiación directa.
Meses antes se fraguó el asesinato del general René Schneider y el Tanquetazo, sublevación militar del 29 de junio del mismo año en la que planearon derrocar al gobierno, y a la que posteriormente se sumaron los altos mandos de la Fuerza Aérea y grupos dentro de Carabineros. Además, se sumó Augusto Pinochet, comandante en jefe del Ejército. Todos con el fin no solo de derrocar a Allende sino de acabar con la coalición de partidos políticos de izquierda denominada Unidad Popular.
Desde entonces, y al día de hoy, son incontables los crímenes que se cometieron en el país, desde el despiadado asesinato del cantautor, escritor y director de teatro chileno Víctor Jara, hasta la desaparición de miles de miembros de partidos de izquierdistas, socialistas y críticos políticos. ¿Las cifras? Otro motivo de polémica, algunos hablan de más de 3 mil asesinados, al menos 80 mil detenidos, y más de 1.200 desaparecidos, sin contar las cifras de torturados, que también oscilaban los cientos de miles.
Silencio internacional
En ese contexto, otra daga que perfora la herida viene de parte de parte de la comunidad internacional, y específicamente del silencio de los principales organismos encargados de velar por la protección de los derechos fundamentales de los seres humanos, pero que en su momento, como fue el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluso parecieran haber tomado partido a favor de Estados Unidos, por lo que la apatía y la desprotección permearon a los ciudadanos del sur del continente, que sintieron el abandono de dichos organismos.
“Debemos recordar algo que es muy desconocido en Colombia, pero que es muy importante, y es el Tribunal Russell II, un tribunal de la sociedad civil para determinar la responsabilidad internacional de Estados Unidos frente a todos estos golpes de Estado y las dictaduras militares en el país. Dentro de los jueces que se encontraban no solamente estaba Julio Cortázar sino también Gabriel García Márquez y en estos documentos uno puede ver cómo después de varios testigos y recuperación de pruebas, este Tribunal de la sociedad civil, que aunque no tiene un impacto legal, sí tiene impacto social simbólico, emitió una sentencia condenando a Estados Unidos. Con esto hubo un impacto legal indirecto, advirtiendo que el derecho internacional de los Derechos Humanos falló frente a este tema”, narró a este medio Enrique Prieto-Rios, profesor de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario.

Sin unidad nacional
Para Guido Larson, analista internacional de gobierno de la Universidad del Desarrollo de Chile, las secuelas son significativas. “No solo desde el punto de vista del trauma nacional ocasionado por la sistemática violación de los derechos humanos, pues aún se mantienen miles de desaparecidos y subsisten exigencias de justicia, sino también porque provocó una fisura profunda en los compromisos nacionales de los chilenos y chilenas, en el sentido de inhibir una verdadera unidad y reencuentro nacional. Pinochet sigue siendo la representación del mal para un sector político, y el sujeto que evita que Chile adoptara un sistema marxista-leninista para otro sector”.
Además, para Larson a nivel de las élites políticas y de los partidos políticos, el ambiente está muy tensionado y conflictivo, mientras que en la ciudadanía en general se percibe cierta apatía, cansancio y tedio con la temática. Donde los anhelos porque la fecha fuese de unidad y reencuentro han sido aplastados.
En ese sentido, en las lides políticas está sucediendo lo que el mismo presidente Gabriel Boric ha descrito como una fragmentación y dispersión de votos.
“A diferencia de lo que ocurría antes que el número de conglomerados era menor y como ahora está tan fragmentado, ningún partido por sí mismo alcanza una mayoría. Entonces lo que está pasando en Chile es que para gobernar es imprescindible un comportamiento político de generación de alianzas”, le explicó a EL HERALDO Hugo Rojas, doctor en Sociología de la Universidad de Oxford y profesor de Derechos Humanos de la Universidad Alberto Hurtado en Santiago.
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Fotografía: EFE / El Heraldo
Para Rojas, el otro fenómeno que ha estado ocurriendo es la aparición de un partido nuevo Republicano, que es de extrema derecha. “Está capturando la votación principalmente por tres cosas: una porque tiene un discurso de combate contra la delincuencia, que ha aumentado en Chile, también tiene un discurso xenófobo contra los migrantes, y tercero que el Republicano también ha sabido capturar las insatisfacción y molestia del electorado con los partidos tradicionales”.
A su vez, el académico indica que Chile no tiene un estado de bienestar, tampoco un estado social, “tiene un Estado neoliberalque no ha sido capaz de disminuir las desigualdades que hay en la sociedad”.
“El 1% de Chile se ha enriquecido muchísimo en las últimas cuatro décadas y en nuestro país todavía tenemos pobreza e indigencia. Esta desigualdad de los sectores vulnerables y de las clases medias hizo que salieran a protestar masivamente a las calles en 2019 contra los altos niveles de endeudamiento, por las fragilidades de las familias para pagar a los establecimientos hospitalarios en casos de enfermedad y las desigualdades abismantes entre la educación pública y la educación privada”, añadió Rojas.
Así mismo, para Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario, puede que haya condenas, pero cada vez son más simbólicas, “como hace poco la condena a los militares que participaron en el asesinato del cantante Víctor Jara. Pero es muy difícil. Ha pasado mucho tiempo y el principal responsable, Augusto Pinochet, murió en la impunidad, aunque trató de ser juzgado por iniciativa de Baltasar Garzón para que fuera extraditado a España cuando estaba viviendo un exilio de oro en Reino Unido”.
Finalmente, para el profesor Rojas este tedioso proceso ha retrasado la democracia y la reconciliación, “pero la persistencia de víctimas y familiares, de las asociaciones de derechos humanos y los activistas, han trenzado cierto liderazgo político y han encontrado terreno en algunos funcionarios públicos que han sido receptivos a las demandas de justicia transicional. Pero este proceso todavía puede tardar décadas”.
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Fotografía: EFE / El Heraldo
Líderes latinoamericanos asistirán a los eventos de conmemoración
Chile conmemorará este el lunes el 50 aniversario del golpe de Estado de 1973 con la visita de varios líderes de la región. El presidente Gustavo Petro es uno de los invitados y aseguró el viernes que pedirá “la más profunda unidad del progresismo latinoamericano” en favor de la vida y el planeta.
Así lo aseguró el jefe de Estado en redes sociales, donde escribió que a sus 63 años de edad quiere “ir a la Moneda, al palacio bombardeado”. El presidente también abogará en Santiago por “actuar en la gran definición política del mundo, de América y de Colombia” y concluyó que “a 50 años del golpe de Pinochet contra la democracia y el pueblo, el mundo se debate entre la codicia o la vida”.
Petro se encontrará con Gabriel Boric, con el que se reunió el pasado 9 de febrero, ocasión en la que estrecharon lazos y coordinaron estrategias de cara a la cooperación binacional. Además de Gustavo Petro, asistirán los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador; Argentina, Alberto Fernández; y Uruguay, Luis Lacalle Pou.
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