Alicia Olivarí, psicóloga de la Universidad de Chile,  Magíster en Antropología y Etnografía por la Universidad de Barcelona y Doctora en Antropología Social de la misma universidad es la primera investigadora postdoctoral del Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia, VioDemos, y quien orientará su trabajo a conocer las prácticas políticas de la juventud en Chile. 

En su proyecto Prácticas y tiempos de la protesta. La construcción política de las/os jóvenes a partir del “estallido social”, busca describir las prácticas de la protesta en diferentes territorios, comprender las temporalidades implicadas en ellas y explorar sus efectos sociopolíticos. Dicho estudio cualitativo etnográfico se extenderá por tres años en dos barrios de Santiago. 

Para ello su metodología contempla; observación participante en el centro de la ciudad y un barrio periférico, durante escenarios de observación, entrevistas en profundidad con jóvenes que participen o hayan participado de las protestas (entre 15 y 25 años)  y  revisión y análisis documental de archivos fotográficos y audiovisuales.

A continuación, Alicia Olivari, comparte las inquietudes que la llevan a investigar este tema y detalla algunos temas que abordará. 

En tu proyecto mencionas el rol relevante de los jóvenes en los movimientos sociales durante los últimos 50 años. ¿Esto no es así en otros contextos? Se podría pensar que el vínculo entre “juventud y rebeldía” es “normal”. 

Efectivamente en muchos movimientos sociales y procesos de transformación se puede observar un protagonismo juvenil. Lo importante en este caso es ponerlo en relación a la acción política que se encuentra en construcción. En Chile uno podría decir, y hay autores que lo trabajan, que no solo se trata de que la juventud esté implicada en los movimientos de protesta si no que, por una parte, hay un proceso de subjetivación política particular que está sucediendo y que su origen se vincula con los movimientos estudiantiles de los últimos años (2006 y 2011). Y, por otra parte, se podría reconocer la existencia de una generación particular justamente vinculada a dichos procesos, es decir, jóvenes que han sido socializados políticamente al alero de esas movilizaciones y que hoy se han mostrado fuertemente implicados en el estallido. En ese marco, para la investigación lo relevante no es tanto el protagonismo juvenil en sí mismo sino en relación a las formas de acción política de características generacionales que se han construido.

También mencionas la importancia de la historicidad, pero a la par, la necesidad de comprender las especificidades de esta generación. ¿Podrías explicarnos un poco de qué se trata?

Las prácticas de protesta y el movimiento social seguramente tienen muchos elementos que se vinculan a nuestro pasado reciente, incluso remoto. En ellas es posible observar vínculos a la protesta contra la dictadura, por ejemplo, y también elementos discursivos que hablan de los legados negativos del pasado. Sin embargo, es importante también comprender el anclaje al presente de la revuelta, aquellos sentidos y reivindicaciones que son puramente contingentes o que directamente establecen un quiebre con ese pasado. Lo mismo con aquellos aspectos que simplemente hablan del futuro, o bien, representan la imposibilidad justamente de construir un horizonte.

En esta multiplicidad de prácticas y las demandas es posible observar diversas irrupciones de memoria que pueden sintetizarse en una de las consignas más repetidas al inicio de la revuelta: “No son 30 pesos, son 30 años”. Sin embargo, junto a estos vínculos al pasado dictatorial y transicional también podemos encontrar elementos propios de otras temporalidades. Por ejemplo, la reivindicación que realizan las/os jóvenes de temas altamente contingentes como la precariedad de sueldos y pensiones, el desempleo, y el endeudamiento. O la mirada hacia el futuro en  hecho que se haya erigido como prioridad un cambio constitucional.

Algunos autores sostienen que se ha producido una radicalización de la protesta y aumento del uso de la violencia, ¿concuerdas con esta mirada, es parte de lo que indagarás?

Bueno, justamente uno de los aspectos relevantes de indagar va a ser ese, el de la radicalización de la protesta. Y lo digo no solo porque efectivamente es algo que otros/as autores/as han observado y cabe profundizar en sus motivos, sino también porque  una de las cosas que pude trabajar en mi tesis doctoral fue el uso de prácticas violentas en las conmemoraciones de la dictadura. En dichos repertorios, por ejemplo, no solo se volvía significativo el pasado de violencia y sus memorias, sino sobre todo reivindicaciones y emociones del presente que, en ese caso, tenían relación con diferentes formas de violencia que se vivía en el barrio donde hice la etnografía. Me interesa entonces continuar indagando ese tipo de prácticas y sus relaciones con el pasado, el presente y el futuro justamente para comprender el porqué de su utilización y su aumento.

¿Porqué es importante comprender los procesos de construcción de ciudadanía de los/las jóvenes?

Entre otras cosas, porque a través esa comprensión puede dar pistas acerca de la resolución del conflicto o diversas formas de atender, de “escuchar” aquello que los/as jóvenes han manifestado a partir del estallido social, y hacerlo considerando sus especificidades, por ejemplo las territoriales. El proceso constituyente ha sido parte importante de su enfrentamiento y búsqueda de solución en su cauce institucional, pero no es la única vía ni parece ser que haya sido suficiente. Muestra de ello es el hecho de que las manifestaciones y protestas, aunque con menor intensidad, continúan. Podríamos pensar que ésta escucha y entendimiento de la construcción política juvenil no se produjo del todo o con la profundidad necesaria para el caso de las protestas estudiantiles de la década pasada.