Kimberly Theidon: violencia reproductiva y maternidad forzada en conflictos armados“Es especialmente significativo dar inicio a las actividades públicas de VioDemos en la Universidad Alberto Hurtado, con una conferencia que aborda los legados de la guerra desde la perspectiva de la niñez y de las mujeres. Esperamos que este sea el inicio de una reflexión periódica y de largo aliento sobre violencia y género al alero de este instituto”, inició Oriana Bernasconi, investigadora del centro y académica de Sociología UAH.

En la conferencia  “Los legados de la guerra: violencia, ecología y parentesco”, Kimberly Theidon, Kimberly Theidon abordó su más reciente libro Legacies of War: Violence, Ecologies and Kin (2021), donde investiga las vidas de niños/as nacidos de violaciones durante la guerra en Perú y Colombia, y aborda la experiencia de sus madres y comunidades para ofrecer una teoría de género sobre daño y reparación.

La ponencia de la antropóloga estadounidense nos brinda una oportunidad para mirar cómo la violencia se sedimenta en cuerpos, en úteros, pero también en paisajes y naturalezas, explica Helene Risor, Directora VioDemos y académica de Antropología UC.

Violencia reproductiva y maternidad forzada

Tras escuchar los testimonios de mujeres víctimas de violación durante el conflicto armado, quienes experimentaban el dolor y la maternidad forzada -y en gran parte silenciada-, su conclusión fue que a pesar de las diferentes opciones tomadas: abortar, dar a luz, dar al niño/a en adopción, amar al niño o despreciarlo, no importa qué pasara: todo el mundo echa la culpa a la madre. ¿Dónde ubicamos la reproducción?, ¿quién y dónde está el sujeto reproductivo?, ¿cómo definimos la violencia reproductiva? son algunas de las preguntas que guían su investigación.

Poner acento en los niños, niñas y adultos nacidos por violación durante el conflicto armado es una de las aristas que atraviesa el análisis de Theidon, especialmente porque actualmente existe muy poca literatura que haga referencia a la infancia y a niños/as en estos contextos.

“Estudiamos poco la infancia. Hay que hablar de embarazos forzados, maternidad forzada, niños discriminados, de adultos también”, indica. Cuando hablamos de niños producto de violación, la imagen que pensamos es la de huérfanos pequeños, pero no podemos olvidar que también existen adultos que han crecido y cargado con esta violencia reproductiva.

“Hay un término en quechua, wakcha, que hace referencia a estas personas y que significa huérfano pero también pobre. Porque efectivamente, vivir sin el afecto familiar es vivir en una pobreza. Esta es una categoría de ser que no termina pasado los 18 años, más bien marca toda la vida. Tiene consecuencias que repercuten para siempre, y por lo mismo hay que pensar en las necesidades de estos niños, adultos y ancianos”.

Estas categorías de violencia se evidencian en los distintos estigmas e incluso nombres despectivos que existen en las diferentes culturas para identificar a aquellos sujetos. Es un fenómeno global que, según Theidon, no ayuda a entender la realidad vivida, e inhibe un repertorio más amplio de posibles significados.

En parte, lo que ocurre es que se construye y perpetúa un legado patriarcal que recae sobre aquellos niños y adultos nacidos de violación. Incluso cuando los padres y la paternidad sean ausentes física y simbólicamente, “esos niños siempre estarán marcados por la ideología patriarcal, es decir, que siempre estarán entendidos por medio de esta óptica”.

En cuanto a las acciones que se pueden tomar para enfrentar/reparar esta realidad, Theidon taca el caso colombiano por la posibilidad de innovación que ofrecen las regulaciones en materia de derechos para víctimas de conflictos armados,  específicamente dos medidas:

  • La Ley 1448 o “Ley de víctimas” (2011), que por primera vez en un proceso de justicia transicional determina una categoría de “niños/as producto de la violación” como sujetos con derechos a la reparación distintos de sus madres.

 

  • La sentencia de 2016: “El Atrato: un río con derechos”, que reconoce la noción de derechos bioculturales y el enfoque ecocéntrico como aspectos sustanciales en la definición de las políticas económicas y ambientales de la sociedad colombiana.

 

“La interseccionalidad de estas innovaciones podría contribuir a la constucción de una paz feminista”, señala Theidon, a falta de resoluciones internacionales introduzcan el enfoque de Derechos Sexuales y Reproductivos más allá de solo centrarse en las sobrevivientes.

Epistemologías indígenas para repensar el parentesco

Desde los pueblos indígenas y las mujeres de las comunidades se ha buscado repensar los vínculos de parentesco desde una epistemología indígena, más allá de los humanos, involucrando también a los animales, los seres vivos y la naturaleza.

Porque no se puede entender el contexto de violencia reproductiva hacia el cuerpo de las mujeres y de sus hijos e hijas sin tener en consideración el contexto del conflicto armado en el que se desenvuelven, y que afecta directamente a los territorios. “La tierra recuerda” es una de las frases que menciona la académica en uno de sus viajes a Perú. La tierra recuerda la violencia militar y estatal allí ejercida. Es por esto que hay que repensar y ampliar el parentesco fuera de la lógica patriarcal.

Es una manera de reparación vinculada al territorio y a los derechos de la naturaleza, marcada por la guerra, el extractivismo y el despojo de tierras indígenas. En este sentido, hay que hacerse cargo del ecological grief o duelo ecológico, como menciona Theidon, para levantar espacios y rituales que permitan sentir esas pérdidas. Hay que volver a vivir la vida con gusto, “sabrosamente” como dirían los colombianos, y no solo sobrevivir.

Puedes ver la Conferencia “Los legados de la guerra: violencia, ecología y parentesco” en YouTube.