Diálogos para una nueva policía: El rol de la memoria en la prevención de violaciones a los Derechos HumanosLa presentación de la sesión Memoria, Derechos Humanos y Policía: Continuidades, pasado y presente, del ciclo Diálogos para una Nueva Policía, estuvo Pietro Sferrazza, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello, quien señaló:

“Este ciclo quiere generar un espacio para conversar y reflexionar sobre la necesidad de contar con una nueva policía, cuya función y mandato tengan en el centro el respeto y la garantía de los derechos humanos. Espero que este encuentro sirva como punto de partida para que el diálogo sobre policías continúe en muchos otros espacios”.

Javier Velásquez, profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Temuco y moderador de la instancia, destacó la importancia de preguntarse por la memoria y su rol en la prevención de violaciones a los Derechos Humanos ahora que:

“Estamos volviendo a la presencialidad en un momento post estallido social y nos estamos topando con la pregunta de cómo vincularnos con la memoria en torno a las violaciones recientes a los derechos humanos cometidas en nuestro país”.

MemoriaS

“Cuando hablamos de memoria nos referimos a la memoria de la atrocidad, de las violaciones a los Derechos Humanos cometidos en una época, y entendemos la experiencia de las víctimas, testigos y acompañantes de quienes sufrieron estas violaciones” explica ​​Oriana Bernasconi, investigadora VioDemos y profesora de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado.

La académica indica que es importante hablar de memorias en plural: hay una memoria oficial, pero también hay memorias subalternas, insurgentes, desobedientes (como es el caso argentino). También hay toda una discusión sobre la postmemoria, que habla de aquellos que nos han compartido esta historia de violaciones a DDHH y que están muriendo, lo que nos impediría seguir contando con ese relato oral de primera mano”.

Pluralizar la memoria también es un tema que se ha trabajado desde la Fundación 1367 Casa Memoria José Domingo Cañas, señala Marta Cisterna, defensora de Derechos Humanos e integrante del Directorio de la fundación, quien agrega que las memorias son disputas políticas, que nos llevan a preguntarnos cómo representamos nuestro pasado reciente y cómo construimos su sentido: “Las memorias son una forma de apropiarnos del pasado y poder elaborar qué queremos para el presente”.

Desde su disciplina, Cristián Leighton, creador audiovisual y documentalista, autor de la serie documental “Colonia Dignidad, una secta alemana en Chile”, señaló que hay distintas aproximaciones a la historia y memoria dentro del cine y del género documental: “Las memorias tienen que ver con generar una contrahistoria oficial, es una memoria siempre más cercana a las víctimas. Y lo que ocurre en el cine es que entramos en una complejidad muy alta de cómo retratar el horror”.

¿Cuál es el rol de la documentación en la construcción de la memoria?

Según Bernasconi, documentar la violencia estatal es vital para poder conocer y enfrentar el horror que fue infligido: “Es un antídoto a la impunidad, permite contrarrestar el negacionismo, ejercer el derecho a la verdad, reconocer los daños, acoger a quienes son victimados, atender al tejido social dañado y también promover una cultura democrática”.

Documentar estas violaciones es un proceso social, afectivo, político, histórico y hasta arqueológico, que tiene implicaciones en distintos momentos. No es lo mismo documentar las violaciones a los DDHH mientras ocurren o hacerlo con posterioridad. Cuando la documentación se realiza in situ surge como una reacción solidaria, que busca aliviar el dolor, detener estas atrocidades y resguardar a quienes están en peligro.

La documentación, además, permite ejercer un control sobre los significados de los eventos y fijar su valor. Aquí los lugares de memoria también juegan un rol clave, ya que “dan materialidad a las memorias porque las activan” comenta Cisterna, incluso si los sitios fueron destruidos, como es el caso de la Casa Memoria José Domingo Cañas. “No es un museo, es un espacio donde ocurrieron los hechos que le dan sentido al lugar de memoria”.

Los sitios de memoria aportan a que las memorias no se vuelvan un producto de consumo, señala la activista, refiriéndose al caso de Bestia (2021), cortometraje chileno nominado a los Premios Oscar inspirado en Ingrid Olderöck, agente de la dictadura civil militar en Chile. “Cuando la memoria se convierte en un producto de consumo, la gente efectivamente se conmueve, pero no deja de ser un espectáculo que no se concreta en la búsqueda de justicia contra la impunidad. El sitio de memoria debiera ‘desfarandulizar’ este uso que se hace de la memoria”, puntualiza.

Al respecto, Leighton explica que si bien el valor del documento es muy importante, el arte audiovisual tiene una lógica directa -como dispositivo- de quedar atrapado en una cierta emocionalidad. “Sobre Bestia, creo que tenemos que reconocer el alcance que tienen estas temáticas en las obras. Sin duda es muy importante, hay mucha gente que vio el corto y le produjo cosas, se sensibilizó con la historia, con el tratamiento, con el punto de vista, más allá de la hipermediatización y la prensa que pudo haber tenido”.

Y profundiza: “No le podemos pedir a una obra que venga a subsanar problemas que son reales y concretos. Podemos pedirle que intente acotar su campo de trabajo y que lo haga de la manera más consciente, pero para eso están otras áreas, otros trabajos, otros campos, como por ejemplo la educación”.

¿Qué papel juega la educación en DDHH en la protección de una memoria?

Para Bernasconi, la educación en derechos humanos es un área de conocimiento, pero también es un espacio de diálogo intergeneracional a través del cual se puede problematizar el presente. Y por lo tanto, donde podemos contribuir en la defensa y promoción de los Derechos Humanos.

“Las escuelas y los sitios de memoria son espacios privilegiados para que niños, niñas y adolescentes puedan ejercer el deber y derecho a la memoria, y elaborar la experiencia de la Dictadura desde sus propias realidades geográficas, sociales y políticas. Creo que en buena medida esa elaboración de la experiencia histórica traumática que tenemos como sociedad va a depender de que esas generaciones comprendan el pasado como un patrimonio común, que nos pertenece a todos/as y del cual nos tenemos que hacer cargo”.

En este aspecto, Cisterna explica que si bien la educación en DDHH es totalmente necesaria, desde la Fundación cambiaron la mirada hacia el enfoque en Derechos Humanos. Ahora, la contribución del sitio de memoria apuesta a generar conciencia de la obligación que tiene el Estado de garantizar condiciones para que la población efectivamente pueda disfrutar de sus derechos. En este sentido, incorporar el trabajo con estudiantes, relevando el enfoque de derechos humanos, ha implicado cambiar la lógica del trabajo en los colegios, detalla.

Sin embargo, en todo este proceso de enseñanza y aprendizaje desde los distintos espacios, que busca poner acento en el acceso, la (re)interpretación y el diálogo sobre la memoria, aún no existe un consenso respecto a los hechos y la historia vivida. Por lo tanto, todavía nos enfrentamos a la censura, al miedo que estos hechos provocan. Para los invitados/as este es un tema pendiente como política de Estado, y que ha quedado en manos de la sociedad civil.

El ciclo “Diálogos para una nueva policía” es una iniciativa conjunta de VioDemos, el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la misma universidad, el Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Temuco y el Núcleo Interdisciplinario de Derechos Humanos de la Universidad Andrés Bello (sede Viña del Mar). Revive el diálogo a través del canal de YouTube de Criminologia UCT.