A cargo de presentar este ciclo y su primera sesión Policía y Ciudadanía: trato e interacciones sociales en territorios segregados, Alejandra Mohor, Coordinadora de proyectos y programas en Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana CESC, señaló:
“Este ciclo de diálogos se convoca por una convicción, y es que la sociedad y el ejercicio de la ciudadanía se vienen transformando permanentemente. En este sentido, el Estado no puede quedar al margen de estos cambios y menos aún las instituciones policiales. No es posible avanzar en derechos sin avanzar en una policía que los respete y promueva”.
Y Alejandra Luneke, investigadora VioDemos y académica de Sociología UAH, explicó que el ciclo “Diálogos para una nueva policía”, partió con un tema más obnubilado en la agenda pública y en el diálogo político: las interacciones sociales que se juegan en el encuentro cara a cara entre funcionarios policiales y ciudadanos en los territorios.
“La intención de este panel es poder volver a la conversación sobre estos temas básicos y que se vinculan con la función primaria de la policía: el contacto ciudadano”, agregó Felipe Salazar, integrante de la Sociedad Chilena de Criminología y moderador de la instancia.
Haydée Caruso: policías, ciudadanía, jóvenes y relaciones raciales en Brasil
La antropóloga y profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Brasilia e Investigadora Asociada del Núcleo de Estudos sobre Segurança e Violência – NEVIS, Haydée Carusso, ha dedicado parte de su carrera a entender la relación con la policía y la ciudadanía, y el aumento de homicidios y detenciones en Brasil durante las últimas dos décadas se pueden explicar por la interacción entre género, clase, raza y territorio.
Caruso explica que en 2020 hubo más de 750 mil detenidos en Brasil, donde casi el 50% de ellos tenía entre 18 y 29 años. Ello al tiempo que la tasa de homicidios en zonas marginales de Brasil muestra una escalada de muertes de la población negra en manos policiales por sobre personas blancas, lo que podría reflejar una intencionalidad raza/color.
En este contexto, “investigar la relación entre la policía y las relaciones raciales, centrándonos en las prácticas típicas de los policías, puede aportar a entender cómo esto produce la desigualdad racial en la seguridad pública”, explicó la investigadora.
En el estudio “Pesquisa policiamento ostensivo e relações raciais”, se intentó reconstruir el perfil de los capturados en el acto y el perfil de los muertos en la acción policial, sumado a una serie de entrevistas con agentes de la policía militar para entender cómo estos interpretan las relaciones raciales, la actuación policial, y las acusaciones públicas de racismo en las organizaciones policiales. Las conclusiones son, para la investigadora, explicativas del fenómeno actual en Brasil:
- Hay una reproducción continua de una visión de que el potencial criminoso es siempre joven, pobre y negro.
- La formación de sospechas está guiada por estereotipos racistas.
- El filtrado racial para la vigilancia abierta es central para los procedimientos de la policía.
- Los policías confirman que la sociedad brasileña es racista, pero que el racismo no orienta sus acciones policiales. Ellos conciben que existe un racismo estructural e institucional, pero que la “policía” también es una forma de ascención social para los negros.
Mauricio Duce: controles de identidad en Chile
Siguiendo con el enfoque entre relaciones policía y ciudadanía, Mauricio Duce, abogado, Director Programa de Reformas Procesales y Litigación, y profesor de la Facultad Derecho de la Universidad Diego Portales, abordó un tema que ha sido objeto de muchos debates, polémicas y reformas legales en Chile: los controles de identidad.
Creados en 1998 y ampliados en 2016 bajo el concepto de “control de identidad preventivo”, esta facultad se transformó en la “respuesta favorita a los problemas de seguridad pública en el país”, explica el investigador.
Y agrega: “Se trata de una facultad relevante en la experiencia cotidiana de las personas y en la aproximación que tienen del trabajo policial. Por lo mismo, conocer más de los controles es una forma de comprender mucho mejor cuáles son las interacciones concretas que tiene la policía con sectores importantes de nuestra sociedad, y en el caso chileno, en especial con la policía de Carabineros, quienes realizan el 99,9% de los controles en Chile”.
En este contexto, su investigación caracterizó el uso y práctica de los controles, y evaluó su uso midiendo su eficacia y si se ocupan discriminatoriamente. La investigación consideró dos grandes fuentes: por una parte, los datos estadísticos públicos disponibles en instituciones, y una base de datos que contiene los registros de todos los controles de identidad realizados en Chile desde abril de 2017 a marzo de 2018, que corresponden a más de 3.6 millones de controles de identidad. Entre los resultados, el estudio demostró que:
- Existe una escalada exponencial del uso de la facultad, pasando de 2 millones de personas en 2016 a 7.4 millones en 2020, es decir, de 106 controles por cada mil habitantes en 2016 a 380 en 2020.
- El 81% de los controlados eran hombres y solo un 18% eran mujeres. De los hombres había una fuerte focalización en los jóvenes entre 20 y 29 años.
- Solo el 3,8% de los controles preventivos concluyen con una persona que fue detenida o que se detectó con una órden pendiente. En cambio, 6,4% de los controles por sospecha logran este objetivo, demostrando mayor eficacia.
Para Duce, “hoy los controles por sospecha casi han desaparecido, y los controles preventivos son casi monopólicos; una lógica que ha adaptado la policía y las políticas públicas”. Y sentenció: “En Chile tenemos muchos puntos ciegos: no tenemos información sobre en qué comunas ocurren más detenciones, ni tampoco raza, etnia o color de los detenidos. Tampoco sabemos cómo se realizan los controles: si hubo registro o incautaciones, cuál fue la causal de detención, datos que sí podemos encontrar en informes de otros países”.
Andrés Rengifo: puntos ciegos en el vínculo policía y ciudadanía
Andrés Rengifo, profesor del Departamento Justicia Criminal de Rutgers University, ha focalizado su investigación en los contactos y relaciones que establece la policía con afrodescendientes en Estados Unidos. En esta ocasión, alineado con lo comentado por los panelistas, hizo hincapié en el monopolio sobre la información del trabajo de la policía en manos de autoridades institucionales.
“Hay oscuridad en el proceso entre policía y ciudadanía, con muchos puntos ciegos y brechas que creo no son accidentales. En esta oscuridad florece el abuso, la violencia y la impunidad”, comenzó el académico.
Con respecto al monopolio, para Rengifo los datos administrativos y los registro oficiales son relativamente uniformes pero superficiales: “Sabemos sobre crímenes, capturas, y algunos procedimientos, pero sobre las operaciones de las policías se sabe mucho menos: cuántos policías hay, qué rango tienen, cómo se distribuyen espacialmente, nada de presupuestos, procesos disciplinarios o microdatos”.
En los últimos cinco años ha habido un esfuerzo por parte de la comunidad, de grupos académicos de investigación y periodísticos de generar información, de tratar de controvertir este monopolio y revertir en parte las malas experiencias de los sujetos con la policía explicó el profesor.
Sin embargo, Rengifo advierte que desde un punto de vista casi optimista, creemos que las buenas experiencias cambian las percepciones. Pero es importante hablar de sus limitaciones. Y puntualiza, “en el caso de personas que han sido detenidas y torturadas por la policía, muchas veces esa experiencia no es única. Esa experiencia es repetida, es crónica, es histórica, casi que en muchos casos multigeneracional. Y pensar que cambiar esa interacción va a lograr mitigar o transformar experiencias que son indirectas y colectivas es difícil”.
En este sentido, las fuentes primarias nos ayudan a entender el proceso, a entender cómo la policía se relaciona con la ciudadanía y cómo esas relaciones están marcadas por una tensión y un tipo de contacto que varía, ya sea si es voluntaria o no. Desde esa interacción es que el sujeto va a evaluar a la policía, le va a entregar legitimidad, va a poder confiar en ella, y al mismo tiempo la policía va a ver cómo la relación con ese ciudadano puede pensar o no la relación con toda una institucionalidad, y de su propia autoridad.
El ciclo “Diálogos para una nueva policía” es una iniciativa conjunta de VioDemos, el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC) del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la misma universidad, el Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Temuco y el Núcleo Interdisciplinario de Derechos Humanos de la Universidad Andrés Bello (sede Viña del Mar).Revive el diálogo a través del canal de YouTube VioDemos.